miércoles, 25 de mayo de 2011

La Historia del Fundador de la Cueva de las Setas

Esta Cueva la Fundó un Francés-Suizo llamado Enrique Tabourot Aupede. Cuando era muy joven participó en la Primera Guerra Mundial, y se escapó de un campo de prisioneros Alemán. Esto nos lo cuenta su sobrino nieto, llamado Alberto Enrique Roldán, actualmente reside en Granada y cuya edad es de 62 años.

Enrique Tabourot Aupede, fundador de la Cueva de las SetasSu sobrino con 90 años padre de este que, siendo pequeño, Alberto Enrique Roldán, se acuerda que, poco contó su tío – fundador de la cueva- de su escapada, huyendo de tan terrible sitio. Sólo que vino a España, y conoció a Paquita vecina de Cájar. Se casó con ella y adquirió la nacionalidad Española.
Enrique Tabourot Aupede vivió la Guerra Civil Española en Madrid. Él era padrino de Alberto Enrique Roldan, el cual relata que su tía Isabel le contó lo mal que lo pasaron en los bombardeos que se vivieron en esta Guerra Civil Española.


Paquita, vecina de Cájar y esposa de Enrique Tabourot Aupede

Paquita, vecina de Cájar y esposa de Enrique Tabourot AupedeEn los años 40, Enrique Tabourot Aupede se vino a Granada junto a su mujer Paquita, y con su sobrino instalaron un taller de plumas estilográficas, en Puerta Real, junto al Palermo y al lado del teatro Isabel la Católica. De allí se trasladaron a la calle Navas, donde mantuvieron su pequeño negocio en un portal junto a la pastelería La Argentina. Casi toda la gente de la ciudad pasó alguna vez por ese sitio. Al sobrino de Enrique Yabourot Aupede , todo el mundo lo conocía por "Miguel el de las plumas", padre de Alberto Enrique Roldán.

Aunque en sus círculos íntimos se le conociera como "El francés”, Enrique Taboutot Aupede era una persona que no pasaba desapercibida por su elegancia en el vestir y su porte señorial. Sabía combinar perfectamente sus trajes, camisas, corbatas y zapatos en un país donde todavía reinaba la Alpargata. El era un hombre muy inteligente y activo para los negocios, especialmente el comercio: montó una freiduría de patatas en la calle San Antón, viajaba por toda España siempre acompañado de Paquita su mujer, llamaban la atención sus frecuentes desplazamientos a las Islas Canarias vendiendo tejidos y encajes, llevando una máquina grabadora para las plumas y las joyas.

Era un gran cocinero y amante de la buena mesa, sabía apreciar los placeres de la vida, estamos hablando de un "bon vivant", monsieur Tabourot se adaptó plenamente a las costumbres españolas. Disfrutaba con las corridas de toros, le encantaban los vinos de la tierra, remataba las comidas con su café, brandy y habano que cuidadosamente pinchaba con un palillo y lo mojaba en la copa.

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